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Plan para leer toda la Biblia en un Año

Este es mi Hijo amado

Exodus 14-15, Matthew 17(Reina-Valera 1960)

Éxodo 14

Los israelitas cruzan el Mar Rojo

   1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar.

    3 Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado.

    4 Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.

    5 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?

    6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo;

    7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos.

    8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.

    9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón.

    10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová.

    11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?

    12 ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.

    13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.

    14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

    15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.

    16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.

    17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería;

    18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.

    19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,

    20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros.

    21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas.

    22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar,(A) en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda.

    23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo.

    24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios,

    25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.

    26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.

    27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar.

    28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.

    29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda.

    30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.

    31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.

   

Éxodo 15

Cántico de Moisés y de María

   1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico(B) a Jehová, y dijeron:
    Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente;
    Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

   
   2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico,
    Y ha sido mi salvación.(C)
    Este es mi Dios, y lo alabaré;
    Dios de mi padre, y lo enalteceré.

   
   3 Jehová es varón de guerra;
    Jehová es su nombre.

   
   4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército;
    Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

   
   5 Los abismos los cubrieron;
    Descendieron a las profundidades como piedra.

   
   6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder;
    Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

   
   7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti.
    Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

   
   8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas;
    Se juntaron las corrientes como en un montón;
    Los abismos se cuajaron en medio del mar.

   
   9 El enemigo dijo:
    Perseguiré, apresaré, repartiré despojos;
    Mi alma se saciará de ellos;
    Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

   
   10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar;
    Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

   
   11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses?
    ¿Quién como tú, magnífico en santidad,
    Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

   
   12 Extendiste tu diestra;
    La tierra los tragó.

   
   13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste;
    Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

   
   14 Lo oirán los pueblos, y temblarán;
    Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

   
   15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán;
    A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor;
    Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

   
   16 Caiga sobre ellos temblor y espanto;
    A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra;
    Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová,
    Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

   
   17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad,
    En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová,
    En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

   
   18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    19 Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar.

    20 Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas.

    21 Y María les respondía:
    Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido;
    Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

   

El agua amarga de Mara

   22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.

    23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.[a]

    24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?

    25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;

    26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.

    27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.

   


Mateo 17

La transfiguración

   

(Mr. 9.2-13; Lc. 9.28-36)

   1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

    2 y se transfiguró delante de ellos,(A) y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

    3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

    4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

    5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;(B) a él oíd.

    6 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

    7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.

    8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.

    9 Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.

    10 Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?(C)

    11 Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

    12 Mas os digo que Elías ya vino,(D) y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.

    13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista.

   

Jesús sana a un muchacho lunático

   

(Mr. 9.14-29; Lc. 9.37-43)

   14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo:

    15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.

    16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.

    17 Respondiendo Jesús, dijo: !!Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.

    18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.

    19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?

    20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;(E) y nada os será imposible.

    21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno.

   

Jesús anuncia otra vez su muerte

   

(Mr. 9.30-32; Lc. 9.43-45)

   22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres,

    23 y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.

   

Pago del impuesto del templo

   24 Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas,(F) y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?

    25 El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?

    26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.

    27 Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero;[a] tómalo, y dáselo por mí y por ti.









































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