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Plan para leer toda la Biblia en un Año

En ningún otro hay salvación

Nehemiah 10-11, Acts 4:1-22(Reina-Valera 1960)

Nehemías 10

1 Los que firmaron fueron: Nehemías el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedequías,

    2 Seraías, Azarías, Jeremías,

    3 Pasur, Amarías, Malquías,

    4 Hatús, Sebanías, Maluc,

    5 Harim, Meremot, Obadías,

    6 Daniel, Ginetón, Baruc,

    7 Mesulam, Abías, Mijamín,

    8 Maazías, Bilgai y Semaías; éstos eran sacerdotes.

    9 Y los levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel,

    10 y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Hanán,

    11 Micaía, Rehob, Hasabías,

    12 Zacur, Serebías, Sebanías,

    13 Hodías, Bani y Beninu.

    14 Los cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu, Bani,

    15 Buni, Azgad, Bebai,

    16 Adonías, Bigvai, Adín,

    17 Ater, Ezequías, Azur,

    18 Hodías, Hasum, Bezai,

    19 Harif, Anatot, Nebai,

    20 Magpías, Mesulam, Hezir,

    21 Mesezabeel, Sadoc, Jadúa,

    22 Pelatías, Hanán, Anaías,

    23 Oseas, Hananías, Hasub,

    24 Halohes, Pilha, Sobec,

    25 Rehum, Hasabna, Maasías,

    26 Ahías, Hanán, Anán,

    27 Maluc, Harim y Baana.

    28 Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento,

    29 se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.

    30 Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas para nuestros hijos.(A)

    31 Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo,[a] nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra,(B) y remitiríamos toda deuda.(C)

    32 Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios;(D)

    33 para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de reposo,[b] las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios.

    34 Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley.

    35 Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol.(E)

    36 Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios;(F)

    37 que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas;(G) y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades;

    38 y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo(H) a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro.

    39 Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.

   

Nehemías 11

Los habitantes de Jerusalén

   

(1 Cr. 9.1-34)

   1 Habitaron los jefes del pueblo en Jerusalén; mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de cada diez para que morase en Jerusalén, ciudad santa, y las otras nueve partes en las otras ciudades.

    2 Y bendijo el pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron para morar en Jerusalén.

    3 Estos son los jefes de la provincia que moraron en Jerusalén; pero en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su posesión, en sus ciudades; los israelitas, los sacerdotes y levitas, los sirvientes del templo y los hijos de los siervos de Salomón.

    4 En Jerusalén, pues, habitaron algunos de los hijos de Judá y de los hijos de Benjamín.(I) De los hijos de Judá: Ataías hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares,

    5 y Maasías hijo de Baruc, hijo de Colhoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloni.

    6 Todos los hijos de Fares que moraron en Jerusalén fueron cuatrocientos sesenta y ocho hombres fuertes.

    7 Estos son los hijos de Benjamín:(J) Salú hijo de Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías.

    8 Y tras él Gabai y Salai, novecientos veintiocho.

    9 Y Joel hijo de Zicri era el prefecto de ellos, y Judá hijo de Senúa el segundo en la ciudad.

    10 De los sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín,

    11 Seraías hijo de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la casa de Dios,

    12 y sus hermanos, los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de Pasur, hijo de Malquías,

    13 y sus hermanos, jefes de familias, doscientos cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo de Imer,

    14 y sus hermanos, hombres de gran vigor, ciento veintiocho, el jefe de los cuales era Zabdiel hijo de Gedolim.

    15 De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de Buni;

    16 Sabetai y Jozabad, de los principales de los levitas, capataces de la obra exterior de la casa de Dios;

    17 y Matanías hijo de Micaía, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración; Bacbuquías el segundo de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún.

    18 Todos los levitas en la santa ciudad eran doscientos ochenta y cuatro.

    19 Los porteros, Acub, Talmón y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta y dos.

    20 Y el resto de Israel, de los sacerdotes y de los levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad.

    21 Los sirvientes del templo habitaban en Ofel; y Ziha y Gispa tenían autoridad sobre los sirvientes del templo.

    22 Y el jefe de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micaía, de los hijos de Asaf, cantores, sobre la obra de la casa de Dios.

    23 Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y distribución para los cantores para cada día.

    24 Y Petaías hijo de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba al servicio del rey en todo negocio del pueblo.

   

Lugares habitados fuera de Jerusalén

   25 Tocante a las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en Quiriat-arba y sus aldeas, en Dibón y sus aldeas, en Jecabseel y sus aldeas,

    26 en Jesúa, Molada y Bet-pelet,

    27 en Hazar-sual, en Beerseba y sus aldeas,

    28 en Siclag, en Mecona y sus aldeas,

    29 en En-rimón, en Zora, en Jarmut,

    30 en Zanoa, en Adulam y sus aldeas, en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y habitaron desde Beerseba hasta el valle de Hinom.

    31 Y los hijos de Benjamín habitaron desde Geba, en Micmas, en Aía, en Bet-el y sus aldeas,

    32 en Anatot, Nob, Ananías,

    33 Hazor, Ramá, Gitaim,

    34 Hadid, Seboim, Nebalat,

    35 Lod, y Ono, valle de los artífices;

    36 y algunos de los levitas, en los repartimientos de Judá y de Benjamín.

   


Hechos 4

Pedro y Juan ante el concilio

   1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos,

    2 resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.

    3 Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde.

    4 Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.

    5 Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,

    6 y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;

    7 y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?

    8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:

    9 Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,

    10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

    11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.(A)

    12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

    13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.

    14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.

    15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí,

    16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.

    17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.

    18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.

    19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;

    20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.

    21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho,

    22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.









































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