1 Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de
pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley
medita de día y de noche.
3
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,(A)
Que da su fruto en su tiempo,
Y su
hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
4 No
así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el
viento.
5 Por
tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los
pecadores en la congregación de los justos.
6
Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la
senda de los malos perecerá.
1 ¿Por qué se amotinan las
gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
2 Se
levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes
consultarán unidos
Contra Jehová y contra su
ungido,(B)
diciendo:
3
Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus
cuerdas.
4 El
que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de
ellos.
5
Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su
ira.
6
Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.
7 Yo
publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres
tú;
Yo te engendré hoy.(C)
8
Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como
posesión tuya los confines de la tierra.
9 Los
quebrantarás con vara de hierro;(D)
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.
10
Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid
amonestación, jueces de la tierra.
11
Servid a Jehová con temor,
Y alegraos con temblor.
12
Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían.
1 !!Oh Jehová, cuánto se han
multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se
levantan contra mí.
2
Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación
en Dios. Selah
3 Mas
tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el
que levanta mi cabeza.
4 Con
mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte
santo. Selah
5 Yo
me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me
sustentaba.
6 No
temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio
contra mí.
7
Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a
todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los
perversos quebrantaste.
8 La
salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición.
Selah
1 Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.
2 Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo[a] discutió con ellos,
3 declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas.
5 Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo.
6 Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;
7 a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.
8 Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas.
9 Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron.
10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.
13 Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron a las multitudes.
14 Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí.
15 Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron.