1 Jehová te oiga en el día
de conflicto;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.
2 Te
envíe ayuda desde el santuario,
Y desde Sion te sostenga.
3
Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu
holocausto. Selah
4 Te
dé conforme al deseo de tu corazón,
Y cumpla todo tu
consejo.
5
Nosotros nos alegraremos en tu salvación,
Y alzaremos
pendón en el nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová todas
tus peticiones.
6
Ahora conozco que Jehová salva a su ungido;
Lo oirá desde
sus santos cielos
Con la potencia salvadora de su
diestra.
7
Estos confían en carros, y aquéllos en caballos;
Mas
nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
8
Ellos flaquean y caen,
Mas nosotros nos levantamos, y
estamos en pie.
9
Salva, Jehová;
Que el Rey nos oiga en el día que lo
invoquemos.
1 El rey se alegra en tu
poder, oh Jehová;
Y en tu salvación, !!cómo se goza!
2 Le
has concedido el deseo de su corazón,
Y no le negaste la
petición de sus labios. Selah
3
Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien;
Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
4
Vida te demandó, y se la diste;
Largura de días
eternamente y para siempre.
5
Grande es su gloria en tu salvación;
Honra y majestad has
puesto sobre él.
6
Porque lo has bendecido para siempre;
Lo llenaste de
alegría con tu presencia.
7 Por
cuanto el rey confía en Jehová,
Y en la misericordia del
Altísimo, no será conmovido.
8
Alcanzará tu mano a todos tus enemigos;
Tu diestra
alcanzará a los que te aborrecen.
9 Los
pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira;
Jehová los deshará en su ira,
Y fuego los consumirá.
10 Su
fruto destruirás de la tierra,
Y su descendencia de entre
los hijos de los hombres.
11
Porque intentaron el mal contra ti;
Fraguaron
maquinaciones, mas no prevalecerán,
12
Pues tú los pondrás en fuga;
En tus cuerdas dispondrás
saetas contra sus rostros.
13
Engrandécete, oh Jehová, en tu poder;
Cantaremos y
alabaremos tu poderío.
1 Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?(A)
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las
palabras de mi clamor?
2
Dios mío, clamo de día, y no respondes;
Y de noche, y no
hay para mí reposo.
3
Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de
Israel.
4 En
ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los
libraste.
5
Clamaron a ti, y fueron librados;
Confiaron en ti, y no
fueron avergonzados.
6 Mas
yo soy gusano, y no hombre;
Oprobio de los hombres, y
despreciado del pueblo.
7
Todos los que me ven me escarnecen;
Estiran la boca,
menean la cabeza,(B)
diciendo:
8 Se
encomendó a Jehová; líbrele él;
Sálvele, puesto que en él
se complacía.(C)
9
Pero tú eres el que me sacó del vientre;
El que me hizo
estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
10
Sobre ti fui echado desde antes de nacer;
Desde el
vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No
te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no
hay quien ayude.
12 Me
han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han
cercado.
13
Abrieron sobre mí su boca
Como león rapaz y rugiente.
14 He
sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se
descoyuntaron;
Mi corazón fue como cera,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
15
Como un tiesto se secó mi vigor,
Y mi lengua se pegó a mi
paladar,
Y me has puesto en el polvo de la muerte.
16
Porque perros me han rodeado;
Me ha cercado cuadrilla de
malignos;
Horadaron mis manos y mis pies.
17
Contar puedo todos mis huesos;
Entre tanto, ellos me
miran y me observan.
18
Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa
echaron suertes.(D)
19
Mas tú, Jehová, no te alejes;
Fortaleza mía, apresúrate a
socorrerme.
20
Libra de la espada mi alma,
Del poder del perro mi vida.
21
Sálvame de la boca del león,
Y líbrame de los cuernos de
los búfalos.
22
Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la
congregación te alabaré.(E)
23
Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle,
descendencia toda de Jacob,
Y temedle vosotros,
descendencia toda de Israel.
24
Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su rostro;
Sino
que cuando clamó a él, le oyó.
25 De
ti será mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos
pagaré delante de los que le temen.
26
Comerán los humildes, y serán saciados;
Alabarán a Jehová
los que le buscan;
Vivirá vuestro corazón para siempre.
27 Se
acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de
ti.
28
Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones.
29
Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
Se
postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
Aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
30 La
posteridad le servirá;
Esto será contado de Jehová hasta
la postrera generación.
31
Vendrán, y anunciarán su justicia;
A pueblo no nacido
aún, anunciarán que él hizo esto.
1 Después de separarnos de ellos, zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara.
2 Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos.
3 Al avistar Chipre, dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí.
4 Y hallados los discípulos, nos quedamos allí siete días; y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén.
5 Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos.
6 Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas.
7 Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día.
8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe(A) el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él.
9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban.
10 Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo,(B)
11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.
12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén.
13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.
14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor.
15 Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén.
16 Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos.
17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.