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Plan para leer toda la Biblia en un Año

Jehová es mi pastor

Psalm 23-25, Acts 21:18-40(Reina-Valera 1960)

Salmos 23

Jehová es mi pastor

   

Salmo de David.

   1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

   
   2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
    Junto a aguas de reposo me pastoreará.(A)

   
   3 Confortará mi alma;
    Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

   
   4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
    No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
    Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

   
   5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
    Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

   
   6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
    Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

   

Salmos 24

El rey de gloria

   

Salmo de David.

   1 De Jehová es la tierra y su plenitud;(B)
    El mundo, y los que en él habitan.

   
   2 Porque él la fundó sobre los mares,
    Y la afirmó sobre los ríos.

   
   3 ¿Quién subirá al monte de Jehová?
    ¿Y quién estará en su lugar santo?

   
   4 El limpio de manos y puro de corazón;(C)
    El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
    Ni jurado con engaño.

   
   5 El recibirá bendición de Jehová,
    Y justicia del Dios de salvación.

   
   6 Tal es la generación de los que le buscan,
    De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob. Selah

   
   7 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
    Y alzaos vosotras, puertas eternas,
    Y entrará el Rey de gloria.

   
   8 ¿Quién es este Rey de gloria?
    Jehová el fuerte y valiente,
    Jehová el poderoso en batalla.

   
   9 Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
    Y alzaos vosotras, puertas eternas,
    Y entrará el Rey de gloria.

   
   10 ¿Quién es este Rey de gloria?
    Jehová de los ejércitos,
    El es el Rey de la gloria. Selah

   

Salmos 25

David implora dirección, perdón y protección

   

Salmo de David.

   1 A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.

   
   2 Dios mío, en ti confío;
    No sea yo avergonzado,
    No se alegren de mí mis enemigos.

   
   3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
    Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

   
   4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos;
    Enséñame tus sendas.

   
   5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,
    Porque tú eres el Dios de mi salvación;
    En ti he esperado todo el día.

   
   6 Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias,
    Que son perpetuas.

   
   7 De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes;
    Conforme a tu misericordia acuérdate de mí,
    Por tu bondad, oh Jehová.

   
   8 Bueno y recto es Jehová;
    Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.

   
   9 Encaminará a los humildes por el juicio,
    Y enseñará a los mansos su carrera.

   
   10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
    Para los que guardan su pacto y sus testimonios.

   
   11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,
    Perdonarás también mi pecado, que es grande.

   
   12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
    El le enseñará el camino que ha de escoger.

   
   13 Gozará él de bienestar,
    Y su descendencia heredará la tierra.

   
   14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
    Y a ellos hará conocer su pacto.

   
   15 Mis ojos están siempre hacia Jehová,
    Porque él sacará mis pies de la red.

   
   16 Mírame, y ten misericordia de mí,
    Porque estoy solo y afligido.

   
   17 Las angustias de mi corazón se han aumentado;
    Sácame de mis congojas.

   
   18 Mira mi aflicción y mi trabajo,
    Y perdona todos mis pecados.

   
   19 Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado,
    Y con odio violento me aborrecen.

   
   20 Guarda mi alma, y líbrame;
    No sea yo avergonzado, porque en ti confié.

   
   21 Integridad y rectitud me guarden,
    Porque en ti he esperado.

   
   22 Redime, oh Dios, a Israel
    De todas sus angustias.

   


Hechos 21

18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos;

    19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.

    20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

    21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.

    22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.

    23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.

    24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza;(A) y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.

    25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.(B)

    26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

    27 Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano,

    28 dando voces: !!Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.

    29 Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo,(C) de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo.

    30 Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.

    31 Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.

    32 Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.

    33 Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho.

    34 Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.

    35 Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud;

    36 porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: !!Muera!

   

Defensa de Pablo ante el pueblo

   37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?

    38 ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios?

    39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo.

    40 Y cuando él se lo permitió, Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:









































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