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Plan para leer toda la Biblia en un Año

La dicha del perdón

Psalm 31-32, Acts 23:16-35(Reina-Valera 1960)

Salmos 31

Declaración de confianza

   

Al músico principal. Salmo de David.

   1 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;
    Líbrame en tu justicia.

   
   2 Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
    Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.

   
   3 Porque tú eres mi roca y mi castillo;
    Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.

   
   4 Sácame de la red que han escondido para mí,
    Pues tú eres mi refugio.

   
   5 En tu mano encomiendo mi espíritu;(A)
    Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.

   
   6 Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
    Mas yo en Jehová he esperado.

   
   7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
    Porque has visto mi aflicción;
    Has conocido mi alma en las angustias.

   
   8 No me entregaste en mano del enemigo;
    Pusiste mis pies en lugar espacioso.

   
   9 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia;
    Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

   
   10 Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar;
    Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.

   
   11 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
    Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos;
    Los que me ven fuera huyen de mí.

   
   12 He sido olvidado de su corazón como un muerto;
    He venido a ser como un vaso quebrado.

   
   13 Porque oigo la calumnia de muchos;
    El miedo me asalta por todas partes,
    Mientras consultan juntos contra mí
    E idean quitarme la vida.

   
   14 Mas yo en ti confío, oh Jehová;
    Digo: Tú eres mi Dios.

   
   15 En tu mano están mis tiempos;
    Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.

   
   16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
    Sálvame por tu misericordia.

   
   17 No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado;
    Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol.

   
   18 Enmudezcan los labios mentirosos,
    Que hablan contra el justo cosas duras
    Con soberbia y menosprecio.

   
   19 !!Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
    Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!

   
   20 En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
    Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.

   
   21 Bendito sea Jehová,
    Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.

   
   22 Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos;
    Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.

   
   23 Amad a Jehová, todos vosotros sus santos;
    A los fieles guarda Jehová,
    Y paga abundantemente al que procede con soberbia.

   
   24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová,
    Y tome aliento vuestro corazón.

   

Salmos 32

La dicha del perdón

   

Salmo de David. Masquil.

   1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

   
   2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,(B)
    Y en cuyo espíritu no hay engaño.

   
   3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
    En mi gemir todo el día.

   
   4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
    Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

   
   5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
    Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
    Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.(C) Selah

   
   6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
    Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.

   
   7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
    Con cánticos de liberación me rodearás. Selah

   
   8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
    Sobre ti fijaré mis ojos.

   
   9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
    Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
    Porque si no, no se acercan a ti.

   
   10 Muchos dolores habrá para el impío;
    Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.

   
   11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
    Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.

   


Hechos 23

16 Mas el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.

    17 Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle.

    18 El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó que trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte.

    19 El tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?

    20 El le dijo: Los judíos han convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna cosa más cierta acerca de él.

    21 Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa.

    22 Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto.

   

Pablo es enviado a Félix el gobernador

   23 Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea;

    24 y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix el gobernador.

    25 Y escribió una carta en estos términos:

    26 Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud.

    27 A este hombre, aprehendido por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo acudiendo con la tropa, habiendo sabido que era ciudadano romano.

    28 Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos;

    29 y hallé que le acusaban por cuestiones de la ley de ellos, pero que ningún delito tenía digno de muerte o de prisión.

    30 Pero al ser avisado de asechanzas que los judíos habían tendido contra este hombre, al punto le he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante de ti lo que tengan contra él. Pásalo bien.

    31 Y los soldados, tomando a Pablo como se les ordenó, le llevaron de noche a Antípatris.

    32 Y al día siguiente, dejando a los jinetes que fuesen con él, volvieron a la fortaleza.

    33 Cuando aquéllos llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también a Pablo delante de él.

    34 Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y habiendo entendido que era de Cilicia,

    35 le dijo: Te oiré cuando vengan tus acusadores. Y mandó que le custodiasen en el pretorio de Herodes.









































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