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Plan para leer toda la Biblia en un Año

Ley escrita en el corazón

Psalm 51-53, Romans 2(Reina-Valera 1960)

Salmos 51

 

   1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
    Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

   
   2 Lávame más y más de mi maldad,
    Y límpiame de mi pecado.

   
   3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
    Y mi pecado está siempre delante de mí.

   
   4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
    Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
    Para que seas reconocido justo en tu palabra,
    Y tenido por puro en tu juicio.(A)

   
   5 He aquí, en maldad he sido formado,
    Y en pecado me concibió mi madre.

   
   6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
    Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

   
   7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
    Lávame, y seré más blanco que la nieve.

   
   8 Hazme oír gozo y alegría,
    Y se recrearán los huesos que has abatido.

   
   9 Esconde tu rostro de mis pecados,
    Y borra todas mis maldades.

   
   10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
    Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

   
   11 No me eches de delante de ti,
    Y no quites de mí tu santo Espíritu.

   
   12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
    Y espíritu noble me sustente.

   
   13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
    Y los pecadores se convertirán a ti.

   
   14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
    Cantará mi lengua tu justicia.

   
   15 Señor, abre mis labios,
    Y publicará mi boca tu alabanza.

   
   16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
    No quieres holocausto.

   
   17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
    Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

   
   18 Haz bien con tu benevolencia a Sion;
    Edifica los muros de Jerusalén.

   
   19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
    El holocausto u ofrenda del todo quemada;
    Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.

   

Al músico principal. Masquil de David, cuando vino Doeg edomita

   

Salmos 52


   1 ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso?
    La misericordia de Dios es continua.

   
   2 Agravios maquina tu lengua;
    Como navaja afilada hace engaño.

   
   3 Amaste el mal más que el bien,
    La mentira más que la verdad. Selah

   
   4 Has amado toda suerte de palabras perniciosas,
    Engañosa lengua.

   
   5 Por tanto, Dios te destruirá para siempre;
    Te asolará y te arrancará de tu morada,
    Y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah

   
   6 Verán los justos, y temerán;
    Se reirán de él, diciendo:

   
   7 He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza,
    Sino que confió en la multitud de sus riquezas,
    Y se mantuvo en su maldad.

   
   8 Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;
    En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.

   
   9 Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así;
    Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.

   

Salmos 53

Insensatez y maldad de los hombres

   

(Sal. 14.1-7)

   

Al músico principal; sobre Mahalat. Masquil de David.

   1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
    Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
    No hay quien haga bien.

   
   2 Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
    Para ver si había algún entendido
    Que buscara a Dios.

   
   3 Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido;
    No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.(C)

   
   4 ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad,
    Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
    Y a Dios no invocan?

   
   5 Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo,
    Porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti;
    Los avergonzaste, porque Dios los desechó.

   
   6 !!Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel!
    Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo,
    Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

   


Romanos 2

El justo juicio de Dios

   1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo;(A) porque tú que juzgas haces lo mismo.

    2 Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.

    3 ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios?

    4 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

    5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,

    6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras:(B)

    7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,

    8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;

    9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,

    10 pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego;

    11 porque no hay acepción de personas para con Dios.(C)

    12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados;

    13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.

    14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos,

    15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,

    16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

   

Los judíos y la ley

   17 He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios,

    18 y conoces su voluntad, e instruido por la ley apruebas lo mejor,

    19 y confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas,

    20 instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de la verdad.

    21 Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas?

    22 Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio?

    23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?

    24 Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.(D)

    25 Pues en verdad la circuncisión aprovecha, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu circuncisión viene a ser incircuncisión.

    26 Si, pues, el incircunciso guardare las ordenanzas de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?

    27 Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley.

    28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne;

    29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.









































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