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Plan para leer toda la Biblia en un Año

De Cristo estáis revestidos

Song of Solomon 4-5, Galatians 3(Reina-Valera 1960)

Cantares 4

El esposo alaba a la esposa

   1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa;
    Tus ojos entre tus guedejas como de paloma;
    Tus cabellos como manada de cabras
    Que se recuestan en las laderas de Galaad.

   
   2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas,
    Que suben del lavadero,
    Todas con crías gemelas,
    Y ninguna entre ellas estéril.

   
   3 Tus labios como hilo de grana,
    Y tu habla hermosa;
    Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo.

   
   4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería;
    Mil escudos están colgados en ella,
    Todos escudos de valientes.

   
   5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela,
    Que se apacientan entre lirios.

   
   6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras,
    Me iré al monte de la mirra,
    Y al collado del incienso.

   
   7 Toda tú eres hermosa, amiga mía,
    Y en ti no hay mancha.

   
   8 Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía;
    Ven conmigo desde el Líbano.
    Mira desde la cumbre de Amana,
    Desde la cumbre de Senir y de Hermón,
    Desde las guaridas de los leones,
    Desde los montes de los leopardos.

   
   9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía;
    Has apresado mi corazón con uno de tus ojos,
    Con una gargantilla de tu cuello.

   
   10 !!Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
    !!Cuánto mejores que el vino tus amores,
    Y el olor de tus ung:uentos que todas las especias aromáticas!

   
   11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;
    Miel y leche hay debajo de tu lengua;
    Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.

   
   12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía;
    Fuente cerrada, fuente sellada.

   
   13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves,
    De flores de alheña y nardos;

   
   14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela,
    Con todos los árboles de incienso;
    Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas.

   
   15 Fuente de huertos,
    Pozo de aguas vivas,
    Que corren del Líbano.

   
   16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro;
    Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas.
    Venga mi amado a su huerto,
    Y coma de su dulce fruta.

   

Cantares 5


   1 Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía;
    He recogido mi mirra y mis aromas;
    He comido mi panal y mi miel,
    Mi vino y mi leche he bebido.
    Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.

   

El tormento de la separación

   2 Yo dormía, pero mi corazón velaba.
    Es la voz de mi amado que llama:
    Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,
    Porque mi cabeza está llena de rocío,
    Mis cabellos de las gotas de la noche.

   
   3 Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir?
    He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?

   
   4 Mi amado metió su mano por la ventanilla,
    Y mi corazón se conmovió dentro de mí.

   
   5 Yo me levanté para abrir a mi amado,
    Y mis manos gotearon mirra,
    Y mis dedos mirra, que corría
    Sobre la manecilla del cerrojo.

   
   6 Abrí yo a mi amado;
    Pero mi amado se había ido, había ya pasado;
    Y tras su hablar salió mi alma.
    Lo busqué, y no lo hallé;
    Lo llamé, y no me respondió.

   
   7 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad;
    Me golpearon, me hirieron;
    Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros.

   
   8 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
    Que le hagáis saber que estoy enferma de amor.

   

La esposa alaba al esposo

   9 ¿Qué es tu amado más que otro amado,
    Oh la más hermosa de todas las mujeres?
    ¿Qué es tu amado más que otro amado,
    Que así nos conjuras?

   
   10 Mi amado es blanco y rubio,
    Señalado entre diez mil.

   
   11 Su cabeza como oro finísimo;
    Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.

   
   12 Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
    Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.

   
   13 Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores;
    Sus labios, como lirios que destilan mirra fragante.

   
   14 Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos;
    Su cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.

   
   15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de oro fino;
    Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.

   
   16 Su paladar, dulcísimo, y todo él codiciable.
    Tal es mi amado, tal es mi amigo,
    Oh doncellas de Jerusalén.

   


Gálatas 3

El Espíritu se recibe por la fe

   1 !!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?

    2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

    3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

    4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

    5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

   

El pacto de Dios con Abraham

   6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.(A)

    7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.(B)

    8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.(C)

    9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

    10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.(D)

    11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;(E)

    12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.(F)

    13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero(G)),

    14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

    15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

    16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente,(H) la cual es Cristo.

    17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después,(I) no lo abroga, para invalidar la promesa.

    18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa;(J) pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

   

El propósito de la ley

   19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

    20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

    21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

    22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

    23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

    24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

    25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,

    26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

    27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

    28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

    29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.(K)









































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