Si hay una palabra que ha traído mucha confusión en la interpretación del texto bíblico ha sido la palabra “nefesh”, (alma). Esto se debe que esta palabra, al igual que otras, tiene un amplio espectro de significados y aplicaciones; significados que, a través del tiempo y su uso en diferentes épocas ha ido tomando. Este proceso, o fenómeno se denomina polisemia, creando todo un conjunto de ideas, que, aunque no se contradicen, sin embargo va variando de significado según el lugar y la cultura que le da su propio matiz en el significado. Por esta causa la palabra “alma” (nefesh. Heb) se encuentra en la Biblia matizada con una variedad de significados, que solo pueden interpretarse a la luz del contexto histórico y gramatical en que está empleada. Esto da por resultado que en ocasiones la palabra “alma” esté traducida como “vida”, como haciendo alusión a todo el ser o manifestada a través de órganos del cuerpo y a todo ser viviente, en sentido general.
Aplicar y resaltar cualquiera de estos significados, excluyendo a los otros, o darles un mismo significado obviando a los otros, caemos en el error de formar una falsa enseñanza sobre la verdadera naturaleza del hombre, que es, lo que en este estudio quiero resaltar.
Si hacemos un estudio consciente y responsable, requisando el uso de esta palabra en los pasajes donde es utilizada en el A. T. podemos notar el desarrollo continuo de los diferentes significados que fue tomando su utilización a través del tiempo. A este fenómeno se le denomina “diacronía”, que es el significado que toma una palabra por su uso continuo y que se generaliza. La diacronía tiene su comienzo en el significado que en un momento determinado y una cultura determinada le da a esa palabra, por diferentes causas, y a este fenómeno se le denomina “sincronía”, que es el significado de la palabra del momento. Estos fenómenos producen todo un abanico semántico de significados, pero todos relacionados unos con otros a causa del vínculo estrecho y abarcativo de los elementos y a la permanencia de su esencia original.
Con esto quiero decir, nuevamente, que el poner énfasis en uno de los significados, excluyendo a los otros, es irrazonable, ya que estos aspectos, en conjunto, conforman la verdad de una doctrina revelada en la Biblia.
Para poder darle el verdadero sentido de la palabra “alma” es necesario dar un recorrido paciente a través de la historia bíblica y allí notaremos el proceso significativo de esta palabra en los diferentes períodos que marcan los libros sagrados.
Para esto debemos tener en cuenta las siguientes pautas desprendidas de la misma Biblia:
1ro. Cuando se le aplica a todo ser viviente, se traduce por vida, o como principio vital, característico de las plantas, animales y el hombre.
2ro.Cuando la palabra alma se relaciona con las actividades físicas del hombre, cuando hace alusión directa con el individuo, debe interpretarse como el ser humano visto como un todo, al hombre integral.
3do. Cuando la palabra alma se relaciona con actividades espirituales, especialmente en sus relaciones con Dios, debe interpretarse con el alma espiritual, que está dentro y en el hombre.
4ro. Cuando la palabra alma es relacionada con actividades afectivas, síquicas y volitivas, debe interpretarse como alma espiritual y personal, ya que ella es el asiento de todos los atributos de la personalidad.
5to. Cuando la palabra alma le precede o antecede adjetivos posesivos y le da una ubicación interna en el individuo, alude al alma espiritual poseída por el hombre.
6to. Cuando la palabra alma es sustituida, en sus actividades afectivas, por, órganos del cuerpo tales como “mis entrañas”, “mi corazón”, “mis huesos”, “la mente”, etc. se produce lo que en el lenguaje se conoce como sinécdoque donde se toma la parte por el todo o la sustancia por la cosa. El alma espiritual se comunica a través del cuerpo con el mundo exterior y es, a la vez, afectada por el mundo exterior. Es tal la unidad entre el cuerpo y el alma que a veces, en estos casos, se hace difícil definir a quién se refiere el escritor cuando hace alusión a ella.
Este versículo ha confundido a muchos, identificando la sangre con el alma. La palabra “alma” en este versículo está utilizada dos veces y con dos significados diferentes. La Biblia dice que el “alma está en la sangre”, pero no que es la sangre. Aquí se traduce como vida porque es el elemento vitalizador de la sangre y de todo el cuerpo. La sangre es dada para “hacer expiación por vuestras almas”, y en esta expresión hace alusión al alma espiritual y por extensión a la persona. El alma es, la que a través del cuerpo, la que peca
Por eso necesita ser limpiada por la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¿Ha sido, ya, tu alma limpia de todo pecado?. No hay otro remedio.
En estos tres versículos se repite el doble significado de la palabra alma. En el v. 29 se apela a la persona para que se aflija el día de reposo. Lo mismo se revela en el v. 30. Las dos veces que se repite la palabra “alma” alude al individuo como un todo, sin embargo en el v. 32, se apela a ellos, como personas, para que ese día “aflijan sus almas”. Este acto de aflicción por sus pecados, solo el alma espiritual es capaz de expresarlo, por lo que, cada alma (persona) debe afligir su alma espiritual (dentro de él) para seguir siendo parte de la congregación. Note la diferencia de uso. (Comp. Con 23:27). Dios es un Dios de amor y misericordia, las provisiones espirituales que él hace a favor de sus criaturas es muestra de su gran amor por ellas; tampoco tenemos que esperar una vez al año para expresarle a Dios nuestra necesidad espiritual. Cualquier día, cualquier momento, cualquier lugar puede ser el lugar y la oportunidad para un nuevo comienzo con Dios. Está en el hombre ser sensible y recibir, de parte de Dios, la bendición del perdón.
Isa 61:10-11 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.
Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.
Isaías expone de una forma poética y hermosa las consecuencias morales y espirituales que la restauración produjo en la vida de Israel. Dios personifica, en el profeta, a ese pueblo, que, después de largos años de cautiverio, ahora experimenta el gozo de la libertad. Dios hace sentir al profeta la alegría popular y él, por el pueblo da rienda suelta al raudal de gozo que en su interior su alma sentía. “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios…”.
La causa: 1ro. “porque me vistió con vestiduras de salvación”.- La salvación es prefigurada en la Biblia con un cambio de ropaje. Dios nos desviste de la ropa sucia de pecado y nos da vestiduras nuevas de justicia. La primera que siente los efectos del cambio es nuestra alma sensible a esas modificaciones, hasta ese momento, sucia por el pecado. El alma limpia ahora puede gozarse en Dios, la comunión y las comunicaciones cortadas, han sido reestablecidas.
Dios restaura todo lo que el hombre pierde, aún mas, cuando el hombre se vuelve a él, la condición postrera es superior a la primera. Los andrajos del pródigo son cambiados por vestidos nuevos , anillo al dedo y una fiesta familiar.
2do. “Me rodeó de manto de justicia”.- Él es el que justifica. Cuando él nos encuentra, nos encuentra en una condición deplorable, como el Israel cautivo. La iniciativa viene de él. Él cambia nuestra posición ante él. En su misericordia, en su amor, extiende su manto de justicia, porque él “es el que justifica al impío”.
3ro. “Como a novia me atavió…”. No solamente nos viste, sino que nos engalana también. El fruto del Espíritu son las joyas con las cuales Dios adorna nuestra alma. El cambio de situación implica un cambio de posición y un cambio de condición. Los frutos son las pruebas irrefutables de ese cambio.
4to. Dios nos acondiciona para ser fieles testigos y representantes de su justicia. El mundo verá y alabará a Dios por las maravillas hecha con sus hijos, con su pueblo.
Porque en su furor mataron hombres, y en su temeridad desjarretaron toros.
La matanza de Hamorheveo, su hijo Siquem y todo su pueblo, (Gén. 34:25-31) por parte de Simeón y Leví, no iba a ser pasada por alto ante Dios. Llegó la hora de las recompensas. Jacob hace pasar a sus hijos ante él antes de morir, para impartir la bendición póstuma a sus herederos. Cuando les tocó el turno a Simeón y Leví, Jacob, inspirado por el Espíritu Santo profiere una profecía: “Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel”. Se cumplió al pie de la letra. Aunque él, como padre hubiera querido bendecirlos, pero al pensar en el acto criminal tan alevoso de ellos, su alma rechazaba tal idea, porque se hubiera identificado con sus actos y aprobado su maldad. Él dijo: “En su consejo, no entrará mi alma”. O sea, su alma espiritual tenía capacidad para el raciocinio y la discriminación. Tenía la capacidad para identificarse o no con sus pensamientos y sus propósitos.
Los hebreos no tenían una idea vaga e imprecisa de la naturaleza de su ser, como algunos enseñan. Ellos estaban plenamente conscientes de que ellos no eran carne solamente, sino que en su interior había un alma espiritual con capacidad racional para discriminar lo bueno de lo malo y para rechazar o aceptar lo correcto y lo incorrecto.
Quizás la pregunta que debemos hacernos es: ¿Son nuestros actos del todo justo para que el alma de Dios nos favorezca con su bendición?, o, ¿nuestras actitudes y hechos causan tanto rechazo en el alma de Dios, que él, por su naturaleza santa no pueda “entrar en nuestro consejo” y salgamos desaprobados ante su presencia?. Quizás Kabot (su gloria) se ha levantado del ministerio de algunos que aún mantienen el nombre solamente y una apariencia inpotente.
Observación: la palabra “espíritu” no se encuentra en el original, más bien la palabra “Kabot”, que, entre otros significados están: gloria, honor, honra. La VRV89 traduce:
“No participe mi alma en su consejo, ni mi honor se adhiera a su asamblea”.
Estas palabras no son más que parte de una súplica donde el salmista hace una descripción triste que como hijo Dios, en medio de la enfermedad persistente e incurable, clama a Dios como el recurso supremo para la salvación de sus males. A pesar de no expresar un grito de victoria todavía sobre sus pruebas y lo prolongado de su enfermedad, sin embargo, no había perdido su fe y confianza en su Dios, esperando que Él hubiera de obrar. (88:1-2,13). Su alma sentía los efectos de esta aguda prueba que, en medio de la cual, experimentaba una sensación de soledad y abandono por parte de Dios. Tal parecía como si Dios lo hubiese abandonado y la comunión se hubiese cortado. Es la expresión de un alma desolada y abandonada aún por sus seres más allegados. (vs. 17-18).
En medio de la soledad de tu alma, en medio de la desesperanza que abate tu ser, producto quizás de la enfermedad u otro tipo de prueba, deja que tu alma se explaye libremente ante Dios, con toda sinceridad, con todas sus fuerzas. No reprimas tu voz, porque ese Dios, que aparentemente está ajeno a tu conflicto, está esperando ansioso tu clamor, y por qué no, tu queja, para darle la liberación que necesita y la solución que reclama. Sé sincero con Dios, no le tengas miedo, él es bueno. Todavía hay esperanza para ti.
Recuerda que Dios te ha dado un alma donde reside tu vida afectiva, ella es la que se afecta por las adversidades externas, porque vive y se manifiesta a través de tu sistema físico y queda afectada con lo que padeces, pero Dios, que te creó, conoce perfectamente qué hacer para traer liberación plena. ¡Confía, que él hará!
Estas palabras de gratitud que salen de lo profundo de un corazón agradecido nos muestra una riqueza de enseñanzas en relación a la naturaleza del alma espiritual.
1ro. El salmista le da una orden a SU alma y le dice: ¡Bendice a Jehová!. Es el alma espiritual la que puede relacionarse con Dios por lo tanto, bendecirlo.
2do. Le insta a “no olvidarse de ninguno de Sus beneficios…” atribuyéndole al alma actividades síquicas: “no olvides”, a ser agradecida.
4to. “Alma mía…” es indicativo de algo que se posee, por lo cual tienes autoridad a someterla….
5to. “…bendiga todo mi ser su santo nombre…” es indicativo de la conciencia del salmista de que su SER era más que mera materia conformando un cuerpo.
Es bueno saber que nuestra alma está sometida a aquél que tiene autoridad sobre ella. O la “carne” para quejas y lamentos, o al espíritu para bendecir y agradecer. ¿Cuáles son las manifestaciones diarias de tu alma? ¿cómo está la relación de tu alma con Dios?. Ella misma te va a responder.
Eze 13:18-20 …y di: Así ha dicho Jehová el Señor: !Ay de aquellas que cosen vendas mágicas para todas las manos, y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad, para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo, para mantener así vuestra propia vida?. Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando.
Junto con la actividad profética de los falsos profetas, y como puntos de apoyo para toda la falacia que comunicaban al pueblo, estaban las falsas profetizas que no solo desorientaban al pueblo con sus palabras, sino también recurrían a toda suerte de fetiches, sortilegios, objetos mágicos, etc, que desviaban al pueblo de la adoración a Dios, y mantenían al pueblo engañado y en la oscuridad espiritual.
Detrás de toda esa actividad pagana, había intereses materiales que traían ganancia, por medio de la venta de esos artículos, y que “cazaban” como a pájaros en la trampa, a aquellos incautos y falsos adoradores. Eran mercaderes religiosos, que aprovechándose de la necesidad espiritual del pueblo desviado, se hacían ricos a costa de la ignorancia de un pueblo que le había dado las espaldas a Dios y que prefería toda aquella mugre pecaminosa, antes de volverse a su Dios.
Es sumamente triste, un pecado capital la actividad putrefacta, que algunos líderes “religiosos” apelando a la sencillez, ingenuidad e ignorancia de los creyentes, recurran a métodos engañosos para sacar provecho financiero y cebar sus vientres con la inmundicia de sus habilidades malsanas.
Habilidades sicológicas carnales, verborrea locuaz, manipulación afectiva, diversidad de métodos habilidosos, para salir con las billeteras llenas con grosos dividendos, dejando las congregaciones esquilmadas y con falsas expectativas.
Pérfido ministro de las tinieblas, abusador de la confianza que te prodigan las ovejas, lee tu sentencia:
“Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando”. V. 20
¡Ay de ustedes! Engañadores inescrupulosos, un día van a tener que enfrentar a ese Dios que no está ignorante de sus actividades delictivas dentro del pueblo de Dios. Sus andanzas acabarán, sus burlas les seguirán hasta las quintas calderas del infierno, donde podrán gozar de la mas íntima comunión con el padre que les engendró, Satanas, por toda la eternidad.
Pueblo de Dios, siervos de Dios, Iglesia de Cristo, ojos bien abiertos para que el espíritu de engaño no los atrape.
Lam 2:12 Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino?
Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad,
Derramando sus almas en el regazo de sus madres.
Si pensamos en un ejemplo objetivo que nos ilustre la calamidad de Israel después de la destrucción de Jerusalén, no podemos dejar de traer a la mente las consecuencias funestas y el hambre que trajo la Segunda Guerra mundial a varios países europeos, el hambre y la necesidad de algunos países de América. También viene a nuestra mente el hambre de algunos países africanos, donde las fotos de los niños famélicos y esqueléticos que se muestran por los medios nos constriñen con urgencia a hacer algo por ellos.
El hambre es uno de los males que azotan este mundo. Las causas son variadas: las devastaciones climatológicas, terremotos, falta de trabajo, la esclavitud de los pueblos por férreos dictadores, que no les importa el sacrificio, limitaciones y hambruna de los pueblos. Pero la guerra ha cobrado millones de vidas a través de la Historia. Se podrán buscar miles de causas que motivaron y motivan las guerras, pero la raíz está en la manifestación del pecado a través de “hombres corruptos de entendimiento” que tienen el poder expansionista como uno de sus objetivos predilectos. El pecado enceguece de tal forma que hace hombres fríos, que, con tal de llevar a efecto sus macabros planes son capaces de dejar morir a su propia gente.
Lo peor de todo es el sufrimiento que, de inmediato, se produce en las gentes, y posteriormente la pérdida de las almas que pasan a la eternidad sin Dios y sin esperanzas. Lamentablemente el hombre no tiene la solución para estos males morales y sociales, pero la esperanza de los hijos de Dios está colocada en aquél, que intervendrá, de una forma efectiva, en todo el quehacer de este mundo. La Biblia nos da promesas de restauración universal, cuando Jesucristo intervenga y definitivamente coloque definitivamente a todos sus enemigos debajo de sus pies; el día cuando el Rey de Reyes y Señor de Señores reine sobre la tierra y junto con su pueblo establezca su reino sobre este mundo, reino de justicia y de paz, donde “las primeras cosas pasarán” y donde él “hará nuevas todas las cosas”.
Mientras, oramos: “Venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”; a la vez, proclamemos la venida de ese reino que Jesús establecerá por toda la eternidad. ¡Confía Iglesia, él viene en pos de ti! ¡CONFIEMOS, QUE NUESTRO ÁNIMO NO DECAIGA, YA ESTAMOS LLEGANDO!
Eze 18:27 Y apartándose el impío de su impiedad que hizo, y haciendo según el derecho y la justicia, hará vivir su alma.
Dos principios importantes se desprenden de estas palabras justas de Dios. 1ro. La capacidad que Dios le da al hombre para que, el ejercicio de su voluntad, pueda revertir su condición pecaminosa en la cual está sumido. 2do. La disposición, de parte de Dios de ayudar al hombre a corregir su camino.
Aunque estas palabras están dichas dentro del contexto de la justificación legal, sin embargo podemos notar a que través del Nuevo Testamento, y sin contradecir las bases inalterables de la salvación: “POR GRACIA MEDIANTE LA FE”, también aparece, dentro de este mecanismo espiritual, un elemento que Dios espera que el hombre ponga en ejercicio para recibir de gracia lo que Dios compró para él.
La conjugación de la gracia de Dios con la realidad de la voluntad del hombre para decidir, siempre ha sido objeto de interminables disputas para justificar dos posiciones antagónicas: a) la gracia que anula la voluntad del hombre, b) la voluntad del hombre que anula la gracia de Dios. Sin embargo, cuando hacemos un análisis desprejuiciado del asunto nos damos cuenta, que, son dos caras de la misma moneda y que la Biblia tiene en cuenta cada una de las partes para producir un efecto común, la salvación. Podemos decir que dentro del elemento de la voluntad de Dios se estable su gracia y dentro del elemento de la voluntad del hombre se establece la fe “Porque por gracia (elemento divino) sois salvos, por medio de la fe (elemento humano). La gracia da gratuitamente, la fe recibe agradecidamente. La gracia actuó en Cristo por medio de lo que él hizo en el Clavario, la fe actúa en el hombre para hacer real la gracia de Dios para salvación. La fe y la gracia se combinan misteriosamente para producir la salvación en el hombre pecador.
Por otra parte hay que establecer la diferencia entre las obras de la fe, y las obras de la carne. Las obras de la carne son producto de la naturaleza humana sin regenerar. Las obras de la fe son el producto del hombre regenerado por el Espíritu de Dios. “La fe sin obras es muerta”. La obras de la carne (sean buenas o malas) son utilizadas por el hombre pecador como medio de justificación propia; las obras de la fe, son el testimonio y resultado del hombre regenerado y salvado.
En el A.T. el hombre era justificado por sus obras, pero detrás de sus obras estaba velada la fe que se constituía en el motor impulsor del hombre justo y que se pondría de manifiesto ampliamente bajo la gracia. En el proceso de la revelación Habacuc tuvo un destello de la fe viva que se produce en medio de las situaciones mas precarias, “mas el justo por su fe vivirá; David se adelantó a este tiempo de la Gracia” sintiendo la necesidad de un cambio de su naturaleza degenerada, (Salmo 51). En este tiempo la fe se manifiesta en diferentes áreas: Como fuente y principio de la vida espiritual. (Rom:1-7) ; Como sustento de la vida cristiana en medio de la persecución; Hebreos (10:32-39); Como motor impulsor que mueve la vía cristiana para hacer, “porque la fe son obras es muerta”
Ni el pecador tiene excusas para rechazar el perdón de pecados y la salvación del alma, porque ya todo está comprado para él; ni el justo tiene excusas, tampoco, para abandonar la fe por “su impotencia” para perseverar en el camino del Señor. La gracia de Dios se manifiesta en todos estos aspectos: “gracia para salvar” (Tito 2:11), como para enfrentar victoriosos todo lo negativo que nos impide permanecer en victoria (Heb. 4:16). Los recursos están a merced del hombre para que éste sea salvo, está en el hombre aceptar o rechazar lo que Dios ha provisto para él. “La voluntad de Dios es que todos los hombres sean salvos”, “Por gracias sois salvos” (tiempo presente) pero “el que perseverare hasta el fin será salvo (acción de la voluntad del hombre como una constante en la vida cristiana) será salvo”. ¡Dios nos ayude a ser consecuentes con esa gracia y responsables con esa salvación!.
Jer 12:7 He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.
Judá, como tribu, había sido beneficiado con la bendición más exaltada dentro de las otras tribus de Israel. Pasando sobre Rubén, Simeón y Leví, heredó la primogenitura que lo hacía acreedor de ser el continuador del linaje mesiánico. Una tribu destinada a ser cabeza, dominar sobre sus hermanos y enemigos, con privilegios inherentes, entre ellos, ser ascendiente del Mesías, de acuerdo a la bendición recibida de su Padre. ¿Estaba consciente Judá de toda esta bendición y de su futuro luminoso?. Sí que lo estaba. Lo sabía. Lo triste del caso es, que a pesar de su estatus, posición, bendición, herencia, etc. sin embargo, cual Esaú, negoció su primogenitura, no por un plato de lentejas, peor que eso; la despreció para sumirse en la más abyecta vida de pecado, cuyas consecuencias culminó con su deportación y esclavitud en Babilonia.
Esta actitud, no hace más que describir la condición mísera en que muchos se encuentran en la actualidad. Viven vidas miserables sabiendo que para ellos hay algo mejor de parte de Dios. Un día recibieron la bendición de la salvación, el poder el Espíritu, un ministerio fructífero, y ahora, todo quedó atrás, y cual pródigo, solo visten andrajos, padecen de hambre, sin cobertura paterna y destinado a mísera convivencia con cerdos inmundos.
Dios se ha ido de sus vidas, a pesar del amor que emanaba de un alma paterna, quedaron desamparados y fueron entregados en manos del enemigo. El templo del Espíritu quedó vacío de Dios, porque entre Dios y el pecado no hay ni puede haber comunión.
Pero todavía hay esperanzas, Dios no deja al caído, Dios es misericordioso y restaurador de vidas. En medio de su situación Dios le dio una nueva oportunidad, renovó su esperanza, esperaba algo de ellos:
Jer 12:15-16 Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.
Cualquier momento y cualquier lugar puede constituirse en un hito para el comienzo de una nueva etapa en la vida con Dios. ¡Dale, no te detengas, ven a él ya!
Isa 58:10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
Las primeras manifestaciones de la obra que Dios hace en lo profundo de nuestro ser, se proyecta en el entorno en que nos movemos. Son las gentes, las almas que se mueven en derredor nuestro, las que se dan cuenta de nuestro cambio. El testimonio de nuestras vidas se hace evidente. Son las personas que nos rodean las que sufren el efecto positivo de la generosidad que se produce en lo interno de nuestra alma para bendecir a las gentes. Dios amonesta a su pueblo a dar manifestación correcta a ese sentimiento divino compartido con los que nos rodean.
Dentro del contexto del alma redimida y transformada, es que las manifestaciones de la generosidad tienen valor, porque van saturados del amor de Dios que ha sido derramado en el corazón humano.
Es en este marco que la bendición de Dios será una realidad surtiendo los efectos positivos en nuestro interior, dentro de nuestras almas: “en las tinieblas nacerá tu luz. Tu oscuridad será como el mediodía”.
Tengamos en cuenta el mecanismo del Ser para la realización de las cosas buenas. El entorno motiva a nuestra alma, a través de nuestros sentidos, la voluntad ejecuta el sentir del alma y el alma utiliza nuestros miembros corporales para dar manifestación plena a todo lo que ella siente y quiere.
Pablo nos dice que debemos “colocar nuestros miembros como instrumentos de justicia”. Es en esta dimensión que nuestra alma espiritual será como una luz que ilumine a tantas personas que en este mundo se mueven en la oscuridad espiritual.
Para concluir, en este pasaje, la palabra alma debe tomarse como el ser completo, como la persona con todas sus capacidades cognoscitivas, afectivas y volitivas.
Isa 53:11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
El cap. 53de Isaías es un capítulo netamente mesiánico. Resalta, proféticamente la obra magna de Jesús: la redención del hombre por medio de su sufrimiento, sacrificio y muerte en la cruz. Dentro de todo el proceso sacrificial, estos versículos nos reflejan un destello de esperanzas ya que esa obra maestra implicaría los frutos o resultados de todo ese proceso angustioso. En primer lugar nos dice: “Verá el fruto de la aflicción de su alma”. Esa alma, parte de su naturaleza humana y obtenida en el acto de la encarnación, debía ser sometida a la aflicción, para lograr los frutos que se proponía: el triunfo sobre el pecado y la muerte.
En segundo lugar, la justificación del hombre mediante ese sacrificio, donde llevó el pecado de toda la humanidad, dándole oportunidad a cada criatura para que por su gracia y por medio de la fe fuera justificado delante de Dios y, en tercer lugar: “llevará las iniquidades de ellos”. Este acto es el resultado magno de toda esta obra sacrificial. La consumación de toda esta obra satisfizo plenamente la voluntad de Dios.
Jesús nos dio la fórmula para la victoria: el sufrimiento, la cruz, la negación propia. Lamentablemente hemos sustituido la fórmula divina por la humana. Hemos sustituido el evangelio de la cruz, por un evangelio sin cruz. El sufrimiento por la "buena vida"; el evangelio de negación propia por el evangelio liviano, sin carga. De todo esto, el por qué tantas vidas cristianas derrotadas, sin victorias, frustradas.
No hay victoria sin lucha. No hay corona sin carrera. No hay fruto sin siembra. Y no hay vida sin muerte. Jesús trazó un camino, no un atajo.